Alemania, Polonia y Suecia expulsaron ayer a tres diplomáticos rusos, en una represalia coordinada por la misma medida contra tres funcionarios de la Unión Europea por parte de Rusia, mientras el jefe de la política exterior del bloque visitaba Moscú la semana pasada.
El ejecutivo de la UE defendió a Josep Borrell por su viaje a Rusia, donde dijo que se enteró de las expulsiones a través de las redes sociales mientras hablaba con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en Moscú el viernes.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo ayer que la expulsión de diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia, acusados por Moscú de participar en las protestas en favor del crítico del Kremlin encarcelado Alekxei Navalny, ocurrió un día antes del viaje de Borrell.
En un blog publicado a última hora del domingo, Borrell dijo que su petición a Rusia para que detuviera las expulsiones fue ignorada. El ex jefe de Defensa de Estonia, Riho Terras, ahora legislador de la UE, comenzó una campaña para pedir la dimisión de Borrell.
La CE defiende a Borrell
No obstante, la Comisión Europea (CE) dijo que no se arrepentía de que Borrell realizara su primer viaje a Moscú como coordinador de la política exterior de la UE porque Rusia estaba en vías de confrontación, algo que el diplomático trató de evitar.
“El viaje era necesario. Uno no renuncia a hacerlo porque parezca difícil”, dijo en Bruselas el portavoz de la comisión, Eric Mamer. “Un viaje no es un éxito o un fracaso en función de lo que ocurra en un momento determinado”.
Bélgica también emitió un comunicado de apoyo a Borrell.
Peskov señaló ante periodistas que los funcionarios rusos “no fueron los que iniciaron el colapso de las relaciones”.