Llegó la octava para León. Por fin coronó su buen futbol con un título, algo que en los últimos torneos se le había negado a La Fiera.
No fue el juego más extraordinario del conjunto de Ambriz, pero sí uno de los más prácticos. Las finales son así, se juegan para ganar y lo entendió a la perfección el cuadro local que supo golpear en el momento exacto y gestionar su ventaja, le bastó solo un gol para ceñirse la corona. Un 2-0 (global 3-1) que le proclamó como el campeón de un torneo que siempre será recordado por el tema de la pandemia.
Tuvo la fortuna de su lado León, porque se encontró con un gol en una situación de la que hablará mucho tiempo, porque quedó la impresión de que Alfredo Talavera pudo haber hecho algo más, falló en una y eso penalizó a Universidad.
La Fiera salió con mucha decisión, fue un equipo hambriento que quiso dirimir el partido desde el inicio, no le concedía tregua a Pumas, que se esforzaba por contener el ímpetu esmeralda, que tuvo su momento de apremio cuando vio que Ángel Mena se echó al suelo acusando molestias musculares.
Cuando parecía que La Fiera se tomaría un respiro por la lesión del ecuatoriano encontró una jugada en la que encontraron un punto vulnerable en la defensa universitaria.
Navarro avanzó con la pelota y tiro un pase filtrado para Gigliotti, el argentino fue puro pulmón, avanzó con determinación y en el área sacó un fuerte tiro raso que se le coló a Talavera al minuto 11.
Las cosas que tiene el futbol, Tala fue una pieza clave en el torneo que tuvo Pumas, fue héroe muchas jornadas y Lillini apostó por su jerarquía, regresó después de más de un mes sin jugar un partido y falló en el partido que no se permiten estos despistes.
Se fue Mena por lesión, entró Campbell, y León no de desdibujó. Pumas no logró una reacción con bravura, niveló el partido, pero no era capaz de patear a gol para inquietar a Cota.
Nacho González fue la contraparte de Talavera, el veterano defensa se barrió a tiempo para evitar un remate de Vigón.
Lillini buscó agitar a su equipo con el ingreso de Iturbe por Gutiérrez antes del descanso y en la única de peligro de Universidad, Cota logró desviar un tiro de González.
El juego estaba nivelado, pero Pumas iba por detrás y estaba obligado a mostrar más sangre en el complemento.
Pero fue Gigliotti el primero en amenazar. Universidad dio el paso al frente que se esperaba, empezó a colgar más pelotas en el área esmeralda, a la espera de que alguno fuera encontrado por Dinneno o González.
Casi lo empata Pumas en un tiro de esquina, pero la defensa esmeralda alejó el peligro, y la acción dejó drama porque Mosquera y Vázquez cayeron noqueados tras un choque.
Johan no pudo seguir y entró Fabio. Un cambio agresivo de Lillini en busca del empate. Hizo su esfuerzo Pumas, pero no le alcanzaba.
León estaba bien organizado en defensa, el partido entró en un terreno más ríspido, que demandaba máxima tensión. La Fiera tenía el timing, cedía la iniciativa a Universidad, pero no había un jugador que revolucionara el ataque.
Pumas no se encontró en ataque Dinenno y González no tuvieron una pelota a modo, ni Iturbe ni Fabio fueron capaces de generar una acción que tuviera la chispa que incendiara a los universitarios.
León templó el partido, lo sobrellevó a un terreno en el que no se vio agobiado, cerró cualquier opción para Universidad, que se fue diluyendo y en el cierre del partido dio el golpe definitivo con un gol de Yairo Moreno.
Lo de Universidad tiene mucho mérito, pero a la hora buena le faltó gasolina y quedará la amargura de no coronarlo. Y La Fiera terminó coronando su extraordinario torneo con la practicidad que le había faltado antes.
Ambriz se levanta como el mejor entrenador del futbol mexicano, un tipo que encontró su revancha en León, un equipo al que posicionó como el mejor en números y en estilo de juego.