El histórico Julen Madariaga, uno de los fundadores de la desaparecida banda terrorista y separatista vasca (ETA), falleció esta mañana a los 88 años tras padecer una larga enfermedad.
Después de militar durante años en el partido Herri Batasuna, abandonó la formación después de negarse a condenar el asesinato a manos de la banda terrorista del político del Partido Popular (PP) Gregorio Ordóñez y apoyó la creación de la fuerza política independentista Aralar.
Madariaga, nacido en Chile, donde su familia había emigrado, se trasladó a Bilbao cuando tenía diez años. Fundó la banda terrorista en 1959 con un grupo de jóvenes nacionalistas, entre ellos José Luis Álvarez Enparantza, “Txillardegi”, críticos con la, a su juicio, tibia actitud del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en la resistencia contra el dictador Francisco Franco.
Estuvo procesado en el juicio de Burgos en rebeldía y a finales de la década de los 80 fue condenado por Francia por colaboración con banda armada a raíz de la ‘Operación Sokoa’.
La pena fue de cuatro años de cárcel y cinco de prohibición de residir en ese país europeo, donde se había trasladado, estando ahí por varios años. De hecho, Madariaga tenía la nacionalidad gala. En sus últimos días la se encontraba en el País Vasco francés.
¿Cuál fue el rol de Madariaga en la ETA?
Madariaga tuvo un papel clave en los primeros años de la banda terrorista, colaborando en los comandos que ejecutaban asesinatos en España, aunque con el paso del tiempo su papel fue adquiriendo más un valor simbólico que operativo.
Su alejamiento de ETA fue progresivo y alcanzó su punto de inflexión tras los asesinatos a mediados de los noventa de Ordóñez y del sargento mayor de la policía vasca, Joseba Goikoetxea.
Para entonces, Madariaga ya era partidario del fin de la violencia.
Tras la ruptura de la tregua de Lizarra en 1999 se sumó al proyecto para crear Aralar. Cuando en 2017 la banda armada anunció el desarme, afirmó que tenía que haber dejado las armas “hace mucho”.
“Es posible que sea tarde, pero si en un momento dado puede poner fin a las víctimas que está causando, pues mejor”, manifestó en ese entonces.
El fundador de la banda llegó a ser candidato a diputado general de Bizkaia.
En 2020, Madariaga publicó “En honor de la verdad”, la autobiografía en la que narra su pertenencia a ETA y justifica su creación como una reacción ante la dictadura franquista.
A pesar de que su rechazo a la violencia durante los últimos años de su vida, tampoco era especialmente crítico con la decisión de haber fundado ETA.
“Muchas veces me he planteado de una manera dura si lo que hicimos fue la mejor manera de conseguir lo que queríamos. He dudado mil veces de si lo que hicimos estuvo bien. Es un acto filosófico. Me pongo en duda a mí mismo. No sé… Se generó un ciclo de violencia que desafortunadamente ha provocado víctimas. Desgraciadamente es así”, declaró al diario vasco El Correo.
Eso sí, el histórico etarra tampoco era partidario de que los integrantes de la banda terrorista pidieran perdón por la serie de atentados ocurridos. Cercada por la policía española y francesa, con mucho de su material armado requisado, y disputas entre sus miembros, entre otras cosas, en mayo de 2018 ETA anunció su disolución.
En junio de 1968, dos militantes de ETA mataron a un policía que los detuvo para revisar sus documentos e inspeccionar el auto; esa se considera la primera muerte atribuida a la banda, luego vinieron varias más, que dejaron más de 800 víctimas, muchas de ellas niños.