lunes, octubre 14, 2024

Gabinete Económico centroliberales

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El presidente electo, Joe Biden, presentó ayer a su equipo económico, un regreso al futuro con veteranos centroliberales de previas administraciones demócratas pero cuya experiencia tranquiliza a la cúpula económica, mientras el presidente Donald Trump continúa construyendo una realidad paralela en la cual él ganó la elección.

Biden anunció a su equipo económico que tomará las riendas en medio de una de las peores crisis económicas desde la Gran Depresión, encabezado por Janet Yellen como próxima secretaria del Tesoro, la primera mujer en ocupar ese puesto. Yellen, cuyo nombre ya había sido anunciado de manera informal, es economista laboral y ex jefa del banco central, la Reserva Federal.

Los otros integrantes encargados de formular la política económica del próximo gobierno incluyen a Cecilia Rouse, economista laboral de la Universidad de Princeton, quien será jefa del Consejo de Asesores Económicos; antes trabajó en los gobiernos de Barack Obama y de Bill Clinton, y será la primera afroestadunidense en ocupar el puesto. Los otros dos integrantes serán Jared Bernstein, asesor de Biden cuando era vicepresidente y antes integrante del centro de investigaciones liberal, Economic Policy Institute, y Heather Boushey, quien fue asesora de Hillary Clinton en 2016.

Otros nombrados son Adewale Adeyemo, asesor de economía internacional en el gobierno de Obama, pero aún más importante, asesor político de BlackRock, la empresa financiera privada más grande del país; Brian Deese, asesor económico del gobierno de Obama, será jefe del Consejo Económico Nacional, y Neera Tanden, ahora jefa del Center for American Progress (fundado por el equipo de Clinton), será directora de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB), la primera mujer y persona de color en el puesto, y figura que ha provocado el rechazo tanto de republicanos como de progresistas por sus posiciones.

“Este equipo está compuesto por respetados y probados servidores públicos innovadores que ayudarán a las comunidades más afectadas por el Covid-19 y abordarán las desigualdades estructurales en nuestra economía”, declaró Biden.

Aunque el gabinete y los asesores del gobierno en formación (Biden anunció al equipo de política exterior y seguridad la semana pasada con la excepción de Defensa) están haciendo historia por su diversidad –la primera mujer y persona de color como vicepresidenta, el primer latino e inmigrante como secretario de Seguridad Interna, etcétera–, casi todos son veteranos de la cúpula política, o sea, por ahora no hay nadie que provoque gran controversia por ser “externo” y aún menos izquierdista.

Existe una pugna interna en el partido entre “centristas” y progresistas que se ha intensificado durante la época de Trump, y por ahora todo indica que Biden está buscando una ruta supuestamente “segura” y cautelosa al avanzar para enfrentar las múltiples crisis de la pandemia, la economía y las demandas por la justicia racial y abordar el cambio climático, las cuatro prioridades identificadas por Biden y Harris al asumir el Poder Ejecutivo el 20 de enero.

Biden y su equipo continúan con sus tareas de transición, entre ellas recibir por primera vez los informes diarios clasificados sobre seguridad nacional y hablando con mandatarios y otros líderes. Según su equipo de transición, Biden habló ayer por teléfono, por separado, con los presidentes Alberto Fernández, de Argentina; Carlos Alvarado, de Costa Rica, y Uhuro Kenyatta, de Kenya, así como con el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, a quienes agradeció sus felicitaciones.

Por su lado, Trump continúa acusando a casi todos los que no están dispuestos a subordinarse a sus deseos de ser parte del complot para robarle la elección, incluyendo ahora al gobernador y secretario de estado de Georgia, ambos republicanos, por no actuar en contra de un inexistente fraude. El gobernador Brian Kemp declaró ayer que no estaba dispuesto a interferir en el proceso electoral de su estado tal como desea el presidente, en parte porque sería ilegal.

Trump proclamó en tuit: “no estoy luchando por mí, estoy luchando por los 74 millones de personas que votaron por mí”, y reiteró, sin ninguna evidencia, que muchos votos más favorables a él fueron descartados.

Pero cada día hay más derrotas a su estrategia de frenar el conteo y descalificar el voto en estados claves que determinaron esta elección y su derrota. Ayer dos estados más certificaron sus resultados, Arizona (gobernado por republicanos) y Wisconsin.

De hecho, la campaña de Trump ha fracasado en su lucha por frenar la certificación del voto en los seis estados claves en que lo ha intentado. Pero a pesar de ello, ha continuado en su esfuerzo para descarrilar el proceso con todo tipo de acusaciones y fabricaciones.

En un artículo de opinión publicado ayer en el Wall Street Journal, el ejecutivo en jefe de la empresa Dominion, fabricante de las maquinas para votar, respondió con furia a “mentiras y calumnias” de Trump y sus aliados que aseguran que éstas fueron parte del gran operativo del fraude. Denunció que las acusaciones han llevado al hostigamiento de sus empleados, hasta amenazas de muerte, y que “hacen daño real a nuestra democracia al provocar dudas sobre la legitimidad del proceso electoral”.

Respondiendo a las acusaciones “extrañas” de Trump y sus abogados, afirmó que su empresa es estadunidense y que “Dominion no es ni jamás fue un frente para comunistas. No tiene vínculos con Hugo Chávez… nunca ha estado involucrada en las elecciones venezolanas” y no hay ningún programa para cambiar los votos.

El 14 de diciembre se realizará la votación en el Colegio Electoral. El conteo formal se realizará el 6 de enero por el Congreso federal. Con cada paso, la estrategia de Trump es continuar generando dudas sobre la legitimidad del proceso, incluyendo el gobierno de Biden, todo parte de un intento sin precedente de anular el proceso democrático en este país.

Da miedo cuando los maestros del miedo expresan alarma. “La insistencia de Trump de que ganó es escalofriante. El presidente de Estados Unidos, con acceso a los códigos nucleares, está viviendo en un mundo de fantasía”, tuiteó uno de los maestros de la literatura del horror, Stephen King.

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